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TEXTOS COMENTARIO 2013/14

TEXTO 1
Nos puede parecer extraño, pero la cifra de personas que tratan de entrar en España por nuestra frontera sur no ha disminuido. Por grave que sea la crisis en la que estamos inmersos, hay zonas de este mundo en que la miseria sigue anidando como mal endémico, y muchos de los que allí viven siguen tratando de entrar en Europa huyendo de ella. Cada cierto tiempo nos sacuden como un latigazo las imágenes del "un nuevo salto" en la valla de Melilla o la de una patera que llega nuevamente a nuestras costas. La respuesta política, sin embargo, es la de hacer vallas más altas y muros más densos, aún sabiendo que eso no va a parar el flujo de personas que tratan de entrar en Europa. Mientras tanto se sigue sin abordar la erradicación global de la pobreza, y en España los presupuestos de ayuda al desarrollo se desmoronan, cuando no se eliminan directamente.
Miles de personas siguen cruzando África de sur a norte para tratar de entrar por tierra o por mar en Europa, y muchos lo hacen a través de Melilla. En el cercano monte Gurugú -cuyo nombre nos suena a historias ya viejas de guerras en el norte de África- los subsaharianos tratan de montar sus campamentos, a la espera de encontrar la oportunidad para saltar la valla. Allí viven en unas condiciones miserables en la pesadilla de la presión constante, continuada, pero les sostiene la voluntad de llegar a Europa y de labrarse un nuevo destino.
La presión migratoria en la frontera africana no se ha reducido desde la crisis. Autoorganizados en el Gurugú, cuando consideran que ha llegado el momento, dejan su refugio en el monte y se acercan hacia la valla. Al amparo de la noche y por sorpresa, hacen un asalto masivo a la valla, y algunos la consiguen superar y entran en España. A partir de ahí comienza un nuevo calvario, que suele acabar en la decepción y el hastío, y en muchos casos la vuelta a casa con las manos vacías.
En el camino quedan vidas, heridas, sufrimiento y dolor. Mientras tanto Europa mira para otro lado. En vez de velar porque de verdad se respeten los derechos humanos de las personas que tratan de entrar, parece que las instituciones europeas se limitan a jugar un papel de invitados de piedra. La solución no es fácil, pero tiene más que ver con el impulso a políticas reales de lucha contra la pobreza y desarrollo en los países de origen de los migrantes, que con mayores presupuestos en seguridad. En esto, como en otras cosas, estamos yendo en la dirección contraria. Pero el refranero lo explica muy bien: no se pueden poner vallas al campo.

 Juan López de UraldeSaltar la valla


TEXTO 2
Ya sé que a muchos les molestará este artículo. Cada vez cunde más la idea de que la cultura debe ser gratuita y que, por lo tanto, uno debería poder descargarse en su ordenador y disfrutar cuanto quiera de músicas, pelis o fotos (y esperemos a ver qué ocurre con los libros electrónicos). Estoy de acuerdo. Pero voy mucho más allá: reivindico, antes de nada, que sean gratuitos los alimentos, la vivienda, la ropa y los transportes, por ejemplo. O ya, puestos a pedir, todo. Todos los productos que se fabrican en el mundo a disposición gratis de toda la humanidad. Sería perfecto.
Pero la realidad no es así. Unos producen las cosas que los demás necesitan o desean, y quienes las consumen pagan por ellas. A nadie se le ocurre que un cocinero deba ofrecer gratis sus platos, o que un zapatero regale sus zapatos. Si alguien coge productos de un supermercado sin pagarlos o se niega a abonar las facturas de su casa, sabemos que está obrando mal y que será castigado en la medida que sea, porque ha incumplido las normas consensuadas por la sociedad.
Los “productos” culturales son, en términos económicos, iguales a cualquier otro. Y los creadores, por mucho que amemos nuestro arte, tenemos como los demás la mala costumbre de comer, vivir bajo techo y vestirnos. Y todo eso lo hacemos con el dinero que recibimos a cambio de que otros disfruten de nuestras obras. O sea, con los derechos de autor. No, la cultura no puede ser gratis (¿o la estatalizamos?). Y las descargas ilegales hay que perseguirlas. No sé cómo, pero debemos hacerlo si no queremos que desaparezcan todas esas músicas, pelis o libros que tanto ansiamos.

Ángeles Caso: ¿Cultura gratis?


TEXTO 3
Asociaciones de pacientes y de médicos coinciden en que la reducción de los presupuestos sanitarios y los recortes que se han visto obligados a aplicar los hospitales están provocando restricciones en la administración de determinadas medicinas de elevado coste, como algunos fármacos oncológicos paliativos, el nuevo tratamiento contra la hepatitis C o los nuevos anticoagulantes orales. Las asociaciones de pacientes denuncian también retrasos en la incorporación de novedades terapéuticas costosas. Ciertamente, en el contexto de crisis económica que vivimos, la incorporación de nuevos medicamentos supone un gran reto para el sistema sanitario público; pero la gestión de esta dificultad no debería dar lugar en ningún caso a restricciones arbitrarias, por motivos económicos, de medicamentos que han demostrado eficacia, ni provocar situaciones de agravio comparativo insoportables.
El de la hepatitis C es un ejemplo paradigmático. La infección por este virus causa daños en el hígado que pueden dar lugar a cirrosis y cáncer. El nuevo tratamiento para esta infección dura entre seis meses y un año y cuesta 30.000 euros, pero eleva la tasa de curaciones del 45% al 75% de los pacientes tratados. En España se estima que hay 900.000 infectados por el virus y que son susceptibles de ser tratados. Cuanto más temprano sea el tratamiento, mejor. Los especialistas recomiendan tratar a partir del grado 2 de fibrosis, pero la mayoría de hospitales no lo autorizan hasta fases avanzadas de daño hepático. El resultado es una intolerable desigualdad entre pacientes de comunidades autónomas vecinas e incluso entre pacientes de dos hospitales de una misma ciudad. Estas desigualdades son injustas y afectan a uno de los núcleos centrales del sistema sanitario público: la equidad.
Se echa de menos una mayor agilidad en la aprobación de las novedades terapéuticas. Las autoridades sanitarias deberían hacer un riguroso examen de los nuevos fármacos y aprobar solo aquellos que aporten ventajas sustanciales; pero una vez aprobados, cualquier demora en su administración es una irresponsabilidad. También deberían articular un procedimiento ágil de decisión que permita aplicar criterios razonables y compartidos de dispensación de los tratamientos y se eviten desigualdades territoriales. La grandeza de un sistema sanitario público y universal es que no establece barreras de acceso y trata a todos los ciudadanos por igual.

Editorial El País: Intolerable desigualdad


TEXTO 4
Después del rotundo éxito del carné por puntos en bajar el número de accidentes y muertos en las carreteras, la Dirección General de Tráfico acaba de dar dos pasos en sentidos divergentes. Nada que oponer al endurecimiento de las sanciones a quienes conduzcan bajo los efectos de drogas o alcohol; ni tampoco a la pretensión de sancionar a los peatones infractores. La cuestión de subir (en el nuevo Reglamento General de Circulación) la velocidad máxima hasta los 130 kilómetros por hora en las vías adecuadas y en las condiciones idóneas merece otro tipo de consideraciones.
La primera y obvia es que una elevación de solo 10 kilómetros por hora no justifica las alharacas ni la presunción de que cambia o mejora la política de tráfico ni justifica la acusación de permisividad. No satisfará probablemente a los partidarios de aumentar la velocidad máxima ni contentará a quienes identifican seguridad con velocidades bajas.
Porque la política contra la siniestralidad vial que con tanto éxito aplicó la Administración anterior se basa en cargar la culpa de los accidentes y de las muertes a los conductores por el método de imponer drásticamente el límite de velocidad. Pero esta política tiene sus limitaciones. No es posible reducir más los accidentes bajando continuamente el límite de velocidad, porque el coche se convertiría en un artefacto desechable. Lo oportuno ahora es ampliar las políticas de circulación. Para ello hay que suponer que la seguridad vial no es función simple de la velocidad, sino de una más compleja en la que intervienen también la calidad del vehículo, el estado de carreteras y autopistas (deficiente en muchos tramos de la red española) y la habilidad del conductor.
Desactivadas (en general) las ansias de velocidad de los automovilistas, ha llegado la hora de exigir al Estado central y a las comunidades autónomas vías con firmes aceptables; reclamar una vigilancia estricta del parque automovilístico (que no ha sido capaz de desarrollar el sistema actual u oligopolio de ITV) y exigir a las academias de conducir que adiestren a sus alumnos en situaciones de riesgo. Conducir no consiste solamente en aparcar y maniobrar en las rotondas.
Soledad Calés: Algo más que velocidad

TEXTO 5
"Cada tarde tenemos que hacer dos horas de deberes, además de estudiar y repasar”. Esta es una de las frases más típicas en una entrevista de padres con hijos a la etapa de educación primaria y secundaria.
A veces nos tendríamos que plantear si, en una sociedad alfabetizada, todos sabemos sumar, restar, multiplicar, dividir, leer y escribir… además de hacer raíces cuadradas que nunca utilizamos en la edad adulta, además de aprender el nombre de países en los que nunca estaremos ya que no tendremos tiempo de viajar o de saber cómo se pronuncia una palabra en cuatro dialectos diferentes de la lengua catalana… porque no todos sabemos respetar al otro, amar, dar sin esperar nada a cambio, compartir, superar los obstáculos con resiliencia. Estos tendrían que ser los deberes que llegasen diariamente a casa y que tendrían que ser trabajados por los padres. Estos aprendizajes de vida son más necesarios que hacer deberes diarios y nos servirían para construir una sociedad más feliz y donde nos valoráramos por lo que somos y en la que seríamos capaces de pensar en el otro más que en nosotros mismos.
Los deberes a nivel académico es evidente que no pueden desaparecer, pero el planteamiento tendría que ser muy diferente, ya que tal como afirman los propios alumnos cuando llegan a la adolescencia, los hacen rápido, mal y no les sirven ni para aprender ni para reforzar los contenidos, uno de los objetivos principales de esta tarea.
Los niños y adolescentes tienen que jugar, hacer deporte, relacionarse, divertirse y hacer actividades extraescolares, si se puede, escogidas por ellos mismos, que les realicen y les hagan desarrollarse en ámbitos que potencien áreas de su personalidad, como su creatividad, su autonomía y su seguridad personal, ya que serán estas áreas las que les ayudarán en su trayectoria adulta a destacar, a ser responsables y a responder de una manera alternativa a los problemas que les presenta la vida, junto con su trayectoria académica, la cual es importante, pero que es obvio que puede forjarse con las 30 horas semanales realizadas en la escuela más la hora de deberes diaria.
Es sabido que quien triunfa en la vida no es quien ha sacado resultados académicos más brillantes, sino quien se ha desarrollado emocionalmente de manera inteligente, ha creído que podía llegar lejos y ha luchado por conseguirlo; bajo mi punto de vista, deberes sí, pero con mesura y con acompañamiento tanto de la familia como de la escuela, y teniendo en cuenta el desarrollo de todas las áreas de la inteligencia.
 Lidia López: Deberes sí, pero con mesura

TEXTO 6
Para una parte importante de la población internet se ha convertido en algo imprescindible. Somos relativamente numerosos quienes lo utilizamos para consultar nuestro correo electrónico, leer el periódico, planificar nuestras vacaciones o conectarnos a una red social. El uso de internet, sobre todo a través de los dispositivos móviles, es mucho más intensivo entre los jóvenes y adolescentes, para quienes es un elemento fundamental de su vida cotidiana, ya que lo utilizan para todo tipo de actividades: jugar, escuchar música, hacer sus tareas escolares y, sobre todo, comunicarse.
No podemos obviar que el uso de internet está cambiando nuestra privacidad. Tradicionalmente se ha definido como privacidad el ámbito de la vida personal de un individuo que se desarrolla en un espacio reservado –generalmente el doméstico– y cuyo contenido habitualmente se ha mantenido de forma confidencial. Como bien sintetiza el viejo dicho, la ropa sucia se lava en casa.
Durante el siglo XX, con la incorporación de los medios de comunicación la privacidad se vio transformada. Por una parte, la radio y la televisión contribuyeron a informarnos de lo que ocurría en el exterior. Por otra parte, el uso de estos medios contribuyó a uniformizar los hábitos domésticos. De esta manera, los hábitos y las celebraciones familiares se uniformizaron como consecuencia del protagonismo de la televisión. En ocasiones especiales, es frecuente que, en lugar de charlar, acabemos viendo el anuncio más caro del año y los correspondientes programas de humor.
En el siglo XXI, con la difusión de las nuevas tecnologías de la comunicación, los hogares, además de receptores, se han convertido en emisores. Así, a través de internet o de las redes sociales tenemos la posibilidad de transmitir información al exterior.
Algunos de nosotros, fundamentalmente los más jóvenes, muestran una tendencia manifiesta a comunicar sus inquietudes, estados de ánimo y actividades de tiempo libre –ilustrándolas con abundantes fotografías– a sus amigos en las redes sociales (entorno a los 200).
En España no es nueva la afición al cotilleo y no es casual que una de las cosas que hemos exportado al Reino Unido sea una revista rosa. Además, hace ya más de una década que los programas de televisión orientados a desnudar los cuerpos y, sobre todo, las almas de sus protagonistas gozan de una posición privilegiada en los índices de audiencias. También son numerosos los famosos –cantantes, actores, futbolistas u otros de dudosos méritos– que practican la extimidad: un concepto creado por el psicoanalista Lacan que ahora se reinterpreta como lo contrario de la intimidad. Es decir, que lo que antes quedaba reducido a un círculo de amigos es ahora público a través de las redes sociales.
Todo ello ha contribuido a crear un impulso exhibicionista en un sector del público para el que “saber mostrarse” en internet es un valor indiscutible, tal como argumenta Paula Sibilia (La intimidad como espectáculo, FCE).
Esta tendencia se da de forma más acusada entre los menores y jóvenes que, generalmente, no son conscientes de las consecuencias negativas que para ellos puede tener mostrar su intimidad. Para la mayoría, captar una foto y enviarla es cuestión de segundos es un impulso inconsciente y la foto enviada es ya irrecuperable. No perciben que los “amigos de amigos” que incluyen entre los numerosos contactos de su perfil no son necesariamente sus amigos. Además, las relaciones humanas son cambiantes. De ahí los casos de novios despechados que difunden fotos íntimas de su expareja.
Padres y madres les hemos enseñado que no deben hablar con desconocidos en la calle. Sin embargo, cuelgan sus comentarios y fotos íntimas en un muro al que acceden cientos de personas sin reparar en sus consecuencias.
Para los adultos tampoco es fácil proteger nuestra privacidad en internet. No es casual que al leer la prensa on line nos aparezca publicidad relativa a determinado destino vacacional por el que nos hemos interesado on line recientemente. No somos conscientes de la información que generamos al hacer una búsqueda en Google. Al realizar una búsqueda o clicar “me gusta” en Facebook generamos una valiosa información para los proveedores o las grandes corporaciones que tratan de vendernos sus servicios. Esta información ha dado origen a la ciencia social computacional que se dedica a extraer información personal de las redes sociales con el fin de orientar el marketing dirigido.
El paso fundamental para una mejor gestión de nuestra privacidad es que seamos conscientes de su valor y actuemos en consecuencia concienciando a nuestros hijos y cuidando nuestros hábitos digitales.
Maialen Garmendia: Internet impulsa el exhibicionismo


TEXTO 7
Sobre el mapa de España yacieron el año pasado los cadáveres de 55 mujeres asesinadas por los hombres que un día les prometieron el paraíso (y uno más ya en el año nuevo). Podría poblarse una ciudad de tamaño medio con el casi medio millón que cada día son torturadas por el terrorismo machista. Y, sin embargo, oigo incesantemente críticas contra la Ley Integral de Violencia de Género.
Oigo asegurar una y otra vez que la ley ha hecho que proliferen las denuncias falsas por parte de mujeres que tratan de lograr beneficios en sus procesos de divorcio. Y eso a pesar de que todos sabemos que los jueces no aceptan a trámite ninguna denuncia si no hay indicios firmes de que está justificada. A pesar de que el Observatorio para la Violencia de Género del Consejo Superior del Poder Judicial no se cansa de proclamar que en este asunto no se produce más falsedad que en los demás delitos. Y a pesar de que somos conscientes de que la aplicación de cualquier ley puede provocar víctimas.
El hecho de que personas inocentes hayan cumplido condenas por error o soportado años de prisión preventiva no invalida a los ojos de la sociedad ninguna norma. No oigo a nadie discutiendo habitualmente sobre el Código Penal o sobre la Ley Antiterrorista. En cambio, las proclamas contra la legislación que protege a las mujeres maltratadas son incesantes. No puedo evitar preguntarme a qué responde de verdad ese debate. Y afirmar en voz muy alta que, aunque creo que todo marco jurídico es susceptible de mejoras, nadie debería discutir ese en concreto mientras haya tanto sufrimiento y miedo esparcido por cada rincón de nuestro país.

Ángeles Caso: 55 cadáveres


TEXTO 8
El 75% de la población de nuestro país muere a causa de una o varias enfermedades crónicas progresivas, y alrededor de 100.000 personas las padecen de manera simultánea. Sus causas más frecuentes son la combinación de condiciones como la fragilidad avanzada y varias enfermedades crónicas, el cáncer, las neurológicas progresivas (fundamentalmente, demencias), y las llamadas insuficiencias orgánicas (cardiaca, respiratoria, renal...). Cursan con deterioro progresivo, síntomas múltiples, frecuentes crisis de necesidades de todo tipo (físicas, emocionales, sociales…), y algunas de las que definimos como esenciales (espiritualidad, dignidad, autonomía, afecto, esperanza…) y que generan impacto emocional y sufrimiento, y una alta necesidad y demanda de atención, con uso frecuente de recursos sanitarios. 

El final de la vida es una experiencia personal siempre difícil, y requiere una atención orientada a favorecer la adaptación emocional al proceso de pérdidas, apoyar a la familia, y crear unas condiciones de soporte y organización que respondan a las necesidades y demandas de pacientes y familias. Entre los instrumentos de la atención paliativa, el control efectivo de síntomas como el dolor es un paradigma de la buena atención, y disponemos de metodología muy eficaz para controlarlo en la mayoría de casos. El apoyo a la familia incluye la promoción de la capacidad cuidadora, la adaptación a la pérdida y la prevención del duelo complicado. También hemos ido avanzando en la resolución de la mayoría de dilemas éticos del final de la vida, aplicando principios de buena praxis y sentido común. En nuestro país hay experiencias sólidas consolidadas de excelencia de la atención paliativa, de las que Catalunya es un referente mundial.

Los principios de una atención paliativa forman –y deben formar– parte de la esencia de la medicina, asociando una competencia profesional sólida a valores como los de la compasión y el compromiso con los pacientes y sus familias, la comunicación efectiva, la capacidad de trabajar en equipos multidisciplinares, y una organización orientada a los objetivos de los pacientes y familias. Con una buena combinación de todos ellos, se puede alcanzar una atención de excelencia y de ética de máximos, que alivie el sufrimiento, que permita que el siempre complejo proceso de morir se viva dignamente, de acuerdo con los valores y preferencias de cada uno. La práctica de la atención paliativa da sentido profundo a la medicina, combinando los avances en tecnología con los mejores valores de nuestra tradición humanista.

Atención paliativa. Xavier Gómez. La Vanguardia, 27-X-13

 

TEXTO 9
La progresiva pérdida de credibilidad política que afecta con carácter general a la mayoría de los regímenes liberal-democráticos y, de manera específica y severa a España y Catalunya, es una manifestación de la degradación de la mayoría de los países que podríamos llamar democráticos con todos los reparos y salvaguardias posibles. Son países con sistemas constitucionales refrendados por sus pueblos, que aseguran la división de poderes, derechos y libertades básicas, elecciones periódicas, transparentes, con voto universal y secreto y un sistema plural de partidos políticos.
La degradación democrática, que está poniendo en peligro la misma, es consecuencia de diferentes factores: el secuestro de la política por parte de las grandes corporaciones económicas y financieras; por el papel de los medios de comunicación que están pasando de su función de controladores a actores; por la misma globalización económica y política internacional que rompe los ámbitos tradicionales donde la democracia se había desplegado; y, sin duda, también por la pérdida de credibilidad de los políticos.
¿Cuándo se produce la pérdida de credibilidad? Citaré cinco motivos. En primer lugar, cuando las promesas electorales se incumplen sistemáticamente. También cuando se instala una corrupción generalizada. Una democracia pierde su credibilidad cuando caen los mecanismos para evitarla. Cuando la mentira y la demagogia forman parte del relato de los políticos. Mentir de manera sistemática, desvergonzada, en contra de toda lógica, afecta al núcleo del propio ethos de la democracia. La confianza también se pierde en el momento que la impunidad afecta de manera especial a políticos y élites económicas. Impunidad y corrupción sólo es posible cuando el poder judicial es un aliado más en la degradación democrática. Y finalmente, cuando la formación y selección de las élites políticas es muy deficiente y las motivaciones ya no son morales. La inutilidad y la estupidez de determinadas élites políticas es otra manera de corrupción.
¿Qué se puede hacer, entonces? Se pueden plantear tres fórmulas: alentar reformas posibles para una mayor independencia, equilibrio y vigilancia entre los tres poderes; favorecer una regeneración democrática asentada en una cultura política de diálogo, cooperación y de gestión de los recursos escasos de nuestra sociedad, y entender la acción política como algo más que la lucha por el poder, ya que en primer lugar, es un servicio para la comunidad.


Degradación democrática. Josep María Carbonell. La Vanguardia, 15/XII/2013


TEXTO 10
Nos guste o no, la crisis económica y el desempleo continuado de uno o ambos cónyuges está produciendo la ruina económica de muchas familias. Esto ha hecho que aumente la proporción de matrimonios que se disuelven.
Si los recursos económicos han disminuido, ¿por qué no se llega a una separación consensuada? ¿Por qué aumenta el número de divorcios si el dinero escasea? La explicación está en la mala regulación de las emociones que se generan. Veamos qué ocurre: para la persona que no tiene trabajo y que no dispone de una renta, desanimarse es muy fácil: la autoestima disminuye y la apatía va creciendo.
En este contexto, el diálogo se torna conflictivo, el menosprecio y la crítica hacen acto de presencia destruyendo la relación de pareja. Cuando esta inundación emocional se ha iniciado sólo se piensa en términos de ataque y defensa. Se responde con maldad porque la capacidad de pensar de manera racional está desconectada y cualquier solución consensuada es imposible.
A grandes rasgos, la reacción familiar ante la situación de crisis puede adoptar tres formas diferentes.
1) Aparición de patología mental como la depresión y la ansiedad: la persona afectada se limita a derrumbarse, a vegetar. El cerebro racional queda asfixiado por la adrenalina y no es capaz de planificar una respuesta coherente. No piensa. En este caso la familia normalmente se rompe y la separación se hace inevitable.
2) Resignación y cerrar los ojos al problema subyacente: en este caso la asfixia es emocional porque el cerebro racional suprime las emociones negativas. Se puede continuar con una vida familiar sin divorcio pero vacía y sin apenas significado.
3) Resiliencia: la familia percibe la situación desesperada de falta de ingresos como un desafío que hay que superar. Son familias con capacidad de resistir y rehacerse, que ven la adversidad como un desafío. Se unen aún más y se ayudan. Están abiertas a los cambios de la vida y, lo más importante, afrontan el problema buscando soluciones.
El sufrimiento y el miedo ante la crisis no aportan nada, son desmotivadores y obstaculizan el proceso de encontrar la solución, llegando incluso a imposibilitarla. El amor se desvanece y el divorcio es inevitable. El coraje clarifica las cosas y moviliza a la acción. Aparece un sentimiento de esperanza y la familia está motivada para iniciar, unida, un proceso de cambio.


Coraje ante la separación. Marianna Lozano. La Vanguardia, 22/XII/2013


TEXTO 11
“Es muy hogareño, doctor”, explican complacidos los padres. “Los fines de semana no se va de copas con los amigos, ni a hacer el gamberro por ahí, él prefiere quedarse en casa”, añaden orgullosos. “¿Y qué hace en casa?”, pregunto extrañado. Y la respuesta siempre es la misma: “Está a gusto en su habitación, con su televisor, su ordenador, sus videojuegos…”. ¡Ah, mira que bien! Acuñé el término botellón electrónico en el 2001, en plena epidemia de chavales pegados a las redes y a las maquinitas. Lo comparé con el botellón alcohólico, porque por aquellos años también estaba en auge la ingesta grupal y masiva de productos alcohólicos (y de otras sustancias) para solaz del colectivo juvenil en los fines de semana.
Mi preocupación por el desmesurado apego a las pantallas de los niños hogareños, no consumidores del clásico botellón, surgió al observar que presentaban unas conductas que no eran muy distintas a las manifestadas por los que le daban preferentemente a la botella. Los enganchados a las pantallas exhibían síntomas de embriaguez (embotamiento mental, amnesias, desorientación, etcétera), similares a los que tenían sus congéneres por los excesos de calimocho y demás licores de garrafa. El paradigma del consumidor compulsivo de botellón electrónico es la hiperactividad cognitiva. Término bien acuñado por mi amigo y eficaz pedagogo José Antonio Marina, para definir al usuario que vive colgado en las pantallas (ocho horas de media al día) y que, como resultado del brutal bombardeo audiovisual a que somete su mente, es incapaz, entre otras cosas, de leer un párrafo de unas pocas líneas sin distraerse… ¿Tendrá un TDAH: trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad?
El gran peligro del botellón electrónico es que empieza sigilosamente. Él o ella va haciendo acopio en su habitación de diversos aparatos: televisión, ordenador, tabletas, videojuegos, móviles, etcétera, para su uso estrictamente personal. Cada vez comparte menos tiempo con sus familiares y amigos de carne y hueso: prefiere el mundo virtual de las pantallas, que le es más gratificante. La prevención de estas situaciones empieza por fomentar la comunicación en la familia y controlar que no haya pantallas fijas en la habitación del crío: ningún televisor para uso personal, las maquinitas con tiempo de manejo dosificado y el ordenador en un rincón de la sala de estar, bien a la vista de todos.

El botellón electrónico. Paulino Castells. La Vanguardia, 29/XII/2013













LA POESÍA ESPAÑOLA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

LA POESÍA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII
El siglo XVIII es el de la Ilustración. Este movimiento, nacido en Francia, tiene como fin primordial divulgar el saber, fomentando el espíritu crítico y el culto a la razón. Los autores ilustrados pretenden desterrar los prejuicios nacidos de la superstición y de la ignorancia, potenciando el racionalismo como única forma de caminar hacia el progreso.
Las características principales de la literatura de este siglo son:
o        Utilitarismo: Predominio de la razón sobre el sentimiento o la imaginación. Se abandona la idea del arte por el arte: la literatura debe buscar la verdad y la utilidad, no la belleza.
o        Finalidad didáctica: se vuelve al principio clásico de “enseñar deleitando”. La literatura debe educar y ayudar a dar formación al pueblo.
o        Se estudia a los clásicos para determinar las reglas de los géneros literarios.
o        El artista debe buscar la claridad, la sencillez y el buen gusto.
El racionalismo de los ilustrados hace que la poesía no sea considerada un género importante; no es un momento propicio para la expresión de sentimientos. La poesía es más didáctica que lírica. De cualquier modo, el género estuvo presente a lo largo de todo el siglo y podemos destacar las siguientes tendencias:
o        Poesía posbarroca.  Durante la primera mitad del siglo nos encontramos con una poesía que no aporta innovaciones significativas; los autores continúan cultivando una poesía similar a la del Barroco. Los modelos son, sobre todo, Góngora y Calderón, tomando de ellos sólo los elementos más llamativos y superficiales, tales como la metáfora y el hipérbaton. Varios poetas escogen las Soledades de Góngora como obra modelo para su continuación, en un periodo donde la imitación es considerada un valor de calidad poética. También la idea de escribir una poesía minoritaria, para cultos, procede de Góngora. Eugenio Gerardo Lobo y Diego de Torres y Villarroel son los ejemplos más característicos de este tipo de poesía.
La reacción contra esta poesía constituyó el punto de partida de las formas neoclásicas. Algunos representantes del espíritu crítico del siglo XVIII, como el preceptista Ignacio de Luzán (1699-1781), censuraron las derivaciones posbarrocas, apoyándose, entre otras cosas, en la crítica que los ilustrados europeos hacían de la "oscuridad" de la poesía española y el abuso de las metáforas. Según la Poética de Luzán, la  principal finalidad de la poesía es su utilidad. Hacia 1750 surge una nueva poesía que presentó varias tendencias:
o     Poesía rococó. Recibe este nombre por sus similitudes con el estilo artístico correspondiente. Predominan el refinamiento, el valor decorativo y la mayor simplicidad, con versos cortos y estrofas breves, la frecuente presencia del diminutivo y de epítetos de colores suaves. Como temas dominantes, además del de la naturaleza, los del amor y la belleza femenina, pero en un marco de fiesta y rico vestuario, presidido todo por la galantería, la coquetería y la frivolidad, con un fondo de paisajes delicados y artificiosos. Se caracteriza por el uso de un léxico cortesano y refinado. Es un arte juguetón y superficial.   
o     Poesía neoclásica. Esta poesía se produce en la segunda mitad del siglo, sobre todo en el reinado de Carlos III. Está basada en los principios normativos y estéticos que rigen en la época y que están acuñados en la Poética de Luzán: “La poesía es imitación de la naturaleza con doble finalidad: utilidad y deleite”. Está relacionada muy directamente con las circunstancias sociales que la envuelven: conceptos filosóficos, ideas políticas, criterios morales o la preocupación reformista.
Los modelos son los poetas españoles del siglo XVI, los clásicos grecolatinos y los escritores neoclásicos franceses e italianos. Además no desprecian la tradición popular española.
Los temas de la poesía ilustrada son: la alabanza de las bellas artes; las novedades científicas y filosóficas; las ideas de reforma social; el elogio de la amistad; los ideales de virtud y fraternidad (ansia de concordia universal, desprecio de la guerra, odio a los tiranos y condena de la tortura, la exaltación de la paz y de la tolerancia); el rechazo de la ociosidad, de la ignorancia y de la superstición; la condena de los vicios; la fe en el progreso y en la perfección del ser humano mediante la educación; etc.
Las formas métricas utilizadas en el Neoclasicismo fueron, en general, bastante sobrias, tanto en el tipo de estrofas como en el de versos. Sólo en determinados casos se ensayó alguna nueva modalidad. El verso culto sigue utilizándose con el endecasílabo, en estrofas de construcción sencilla, tales como silvas, cuartetos, romances heroicos... Comienzan a utilizarse algunas formas nuevas que proceden de la poesía francesa e italiana. También se utilizó el romance de forma importante.
En este apartado habría que incluir también el subgénero de la fábula, que encierra el ideal ilustrado del “enseñar deleitando”. A las ideas reformistas neoclásicas le venía muy bien el carácter moralizante de este género, que era adecuado para expresar la sátira y la crítica. Los animales eran los protagonistas y, a través de ellos, se hacía la ejemplificación. Al final, era inexcusable expresar la moraleja. Los autores más destacados son Félix María Samaniego y Tomás de Iriarte.
o     Junto a esta poesía abiertamente filosófica y utilitaria coexistirá, incluso en los mismos autores, una vertiente más tierna y sensual, que se manifiesta en los temas pastoriles, en una delicada visión de la naturaleza y el canto de los placeres cotidianos. Así, es muy característica de la poesía neoclásica la anacreóntica, composición de metro corto y estrofas breves, de tono festivo y alegre, que exalta el amor y los goces sensuales.

Escuelas poéticas neoclásicas del siglo XVIII
 En España se suele hablar de las escuelas poéticas neoclásicas según el ámbito geográfico de los autores que siguieron esta corriente, como una continuación de las escuelas clásicas del Renacimiento y Barroco. Así, existirían al menos tres grupos de poetas neoclásicos: el salmantino, el madrileño y el sevillano:
o        Grupo salmantino. Está formado en torno a figuras universitarias cuyo representante máximo es Juan Meléndez Valdés. También suelen adscribirse a esta escuela  José Cadalso, Gaspar Melchor de Jovellanos y Juan Pablo Forner.
Una "segunda época" de la escuela salmantina estaría constituido por poetas más jóvenes, de signo prerrománico; pertenecerían a ella Manuel J. Quintana, Juan Nicasio Gallego y Nicasio Álvarez de Cienfuegos, entre otros.
o        Grupo madrileño. El grupo madrileño fue el que intentó llevar a la práctica con mayor rigidez las teorías del neoclasicismo. Hay que situar en este grupo a los integrantes de la tertulia de la Fonda de San Sebastián, personalizados en Nicolás Fernández de Moratín, Ignacio López de Ayala y Tomás de Iriarte, y también, por otro lado, a Leandro Fernández de Moratín y Juan Bautista Arriaza.
o        Grupo sevillano. Este grupo de poetas andaluces asumió más tarde el nuevo movimiento, manteniendo la tradición de las formas gongorinas más tiempo que en otras zonas. Ello se manifestó en una lengua poética de mayor complicación; es propia de esta escuela la reivindicación de Fernando de Herrera como modelo de poeta renacentista. El grupo sevillano incluye a personajes como Alberto Lista, José Marchena y José María Blanco White.

Poesía prerromántica.
Encabezados por Cadalso y Jovellanos, diversos autores cultivan una poesía más sentimentalista que anuncia la llegada del Romanticismo. Se aúnan en estos poemas la reflexión moral, la fascinación por los cementerios, las ruinas, los paisajes nocturnos, la melancolía y la soledad. El sentimentalismo es más evidente en los textos de algunos poetas de fin de siglo, los cuales continúan su labor hasta bien entrado el XIX. Los textos de estos autores, próximos a las ideas de la Revolución Francesa, tienen a veces un acentuado tono social. Es el caso de Nicasio Álvarez Cienfuegos y Manuel José Quintana. En sus poemas, todavía dentro de la estética neoclásica, lo sentimental se plasma en ciertos procedimientos retóricos que anticipan los usos retóricos del Romanticismo: interrupción de los versos mediante puntos suspensivos, frases entrecortadas, exclamaciones, repetición de palabras, recursos efectistas, adjetivación que incide en lo pasional o en lo angustioso, etc.
Debe destacarse el surgimiento en este fin de siglo de un grupo de poetas sevillanos que presentan también ciertos aspectos que los aproximan al prerromanticismo y son de ideas avanzadas, lo que hará que varios de ellos sufran prisión o hayan de marchar al exilio durante el reinado absolutista de Fernando VII. Merecen citarse José María Blanco White y, sobre todo, Alberto Lista, maestro de poetas del XIX como Espronceda y Bécquer.

EL SIGLO XIX: LA POESÍA ROMÁNTICA
 La poesía romántica tiene sus raíces en la poesía ilustrada, en sus vertientes neoclásica y prerromántica. 
Ilustrada es la formación de Ángel de Saavedra, duque de Rivas (1791-1865), que hasta 1834 no cultivó la línea de sus romances, en los que trató temas medievales y clásicos españoles. De su primera época recordamos El faro de Malta (1828).
Antonio García Gutiérrez, (1813-1884), combinó su formación neoclásica con un interés por el mundo hispanoárabe, que reflejó en sus poemas. 
JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842) es el mejor poeta español de la primera mitad del siglo XIX. Su tendencia política fue republicana y democrática. Algunos contemporáneos lo llamaron anarquista, con matiz despectivo. 
Hacia 1834 escribe su Canto del Cruzado y muestra el cambio hacia una lírica plenamente romántica y personal. A principios de 1835 aparece la poesía española más popular de todos los tiempos: la Canción del pirata. Es un canto a la libertad de un personaje antisocial, que propone un ideal de estética y exotismo lleno de ritmo y música acentual. 
A esta obra siguen El reo de muerte, El verdugo y El mendigo, poemas en los que Espronceda plantea abiertamente los temas de justicia social y muestra su ideología democrática. Su dignidad personal se afirma cuando manifiesta abierta y absolutamente su rechazo de la pena de muerte.
En 1838 publica su Canto del cosaco y de 1840 data la segunda de sus obras maestras: A Jarifa en una orgía, en que se dirige a una prostituta para compartir con ella el desengaño de un mundo que no ha sabido estar a la altura de sus ideales.
En sus dos últimos años de vida aparecen las dos obras mayores de su producción poética: El estudiante de Salamanca, un poema narrativo en que cuenta la muerte de Félix de Montemar, una especie de Don Juan y modelo de rebelde antisocial. Una exhibición de metros con diferente número de sílabas marca los momentos álgidos. 
El diablo mundo es la obra que la muerte no permitió concluir a Espronceda. Tras una introducción inspirada en Lord Byron, narra las peripecias de un "Adán" que logra recuperar su juventud física eternamente sin que su madurez "social" siga ese estadio.
Nos muestra las reacciones del buen salvaje en una sociedad malvada, que le tratará con la brutalidad habitual. De esta obra se ha destacado siempre su segunda parte: el Canto a Teresa en que el autor sublima sus sentimientos de desengaño y tristeza ante la sociedad, el amor, la gloria y el mundo en que le tocó vivir. 

JOSÉ ZORRILLA (1817-1893) es uno de los poetas más representativos del siglo XIX y  uno de los autores más prolíficos de nuestra literatura. Se dio a conocer tras la lectura de su elegía A la memoria desgraciada del joven literato Don Mariano José de Larra, en el entierro de éste.
Su abundante producción incluye casi todos los géneros poéticos: junto a la poesía lírica, destacan sus leyendas, más o menos tradicionales, A buen juez, mejor testigo, El capitán Montoya o Margarita la Tornera, de carácter narrativo. Después de su experiencia mexicana publica El drama del alma (1867), sobre los sucesos americanos y Álbum de un loco (1867), con algún poema filosófico. En menor medida trató la poesía religiosa y la épica, Aunque su ocupación principal estuvo en el teatro, Zorrilla es un poeta de calidad considerable.


LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
A mediados del siglo XIX decae el gusto por la narración histórico-legendaria ante el interés que suscita la anécdota sentimental extraída de la vida cotidiana. La lírica de la segunda mitad de la centuria continúa siendo romántica, aunque los poetas escriben en una etapa literaria perteneciente al Realismo. En la segunda mitad del siglo, hay teatro y sobre todo novela realista, pero no cabe aplicar el mismo calificativo a la poesía del momento.
Un grupo de poetas siguen dentro de la órbita romántica del periodo anterior, pero su poesía se somete a un proceso de depuración de los procedimientos románticos, evitando los gestos estridentes y la hojarasca retórica y cultivando una poesía de hondura e intensidad lírica: Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
Otro grupo de poetas se deja influir por el ambiente de su tiempo, aunque sin romper totalmente con el Romanticismo. En ellos perdura la nota sentimental, pero atenuada y reducida a una blanda sensiblería burguesa sin la apasionada exaltación del romanticismo de la época anterior. En cada uno de estos poetas se advierte un matiz nuevo: un escepticismo irónico en Campoamor, una preocupación moral en Núñez de Arce, la atracción del paisaje natal en Gabriel y Galán, siguiendo el costumbrismo típico de la novela de la época.
 “En general, la poesía de la segunda mitad del siglo, salvo Bécquer y Rosalía, es de una lamentable mediocridad. Ahogada por una retórica vacua y descolorida, y centrando su eje en la anécdota sentimental y anodina, es fiel reflejo de una época desprovista de sentido lírico.” (J. García López)

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)
Bécquer es un poeta posromántico o romántico rezagado. De carácter tímido, retraído y soñador, el prototipo del poeta enfermizo, tuberculoso y supersensible, aportó al Romanticismo un acento intimista y emotivo. Su poesía es esencialmente lírica y la más subjetiva del siglo XIX. Estiliza los temas románticos depurándolos de toda falsa retórica. Sus poemas suponen la revalorización, característica del romanticismo, de canciones y coplas de la poesía popular.
Es la figura cumbre de la lírica del siglo XIX y será punto de arranque de una lírica subjetivista que lleva más tarde a las grandes figuras del siglo XX.
Las Rimas (1871) son lo más conocido de su obra. Comprenden una colección de 76 poesías de corta extensión, asonantadas en la mayor parte. Temas: el genio desconocido, el dolor de los celos, el desengaño amoroso, la soledad, la monotonía de la vida sin amor, la melancolía del vacío espiritual. Son famosas: Del salón en el ángulo oscuro; Volverán las oscuras golondrinas; Qué solos se quedan los muertos; Yo sé un himno gigante y extraño..
Se ha dividido el contenido de las Rimas en cuatro grupos:
o     I a XI (reflexión sobre la poesía y la creación literaria);
o     XII a XXIX (del amor y de sus efectos en el alma del poeta);
o     XXX a LI (la decepción y el desengaño que el amor causa en el alma del poeta);
o     LII a LXXXVI (el poeta enfrentado a la muerte, decepcionado del amor y del mundo).
Las Rimas de Bécquer supusieron el punto de partida de la poesía moderna española. Se señalan habitualmente dos influencias principales en la poesía de Bécquer: la de la poesía popular andaluza, liberada en él del folklorismo fácil, y la de la poesía romántica alemana.
Sus Leyendas (1871) aportan a la prosa romántica española lo misterioso, lo fantasmagórico. Escritas en prosa, todo en ellas es pura poesía. Los argumentos giran en torno a un asunto maravilloso. Predomina en ellas el espíritu de lo misterioso, lo sobrenatural y mágico con historias de raíz popular en muchas ocasiones, en las que la búsqueda de lo inalcanzable suele ser su argumento central.
Las más famosas son Maese Pérez el organista, El miserere, El monte de las ánimas y El rayo de luna.  Los temas son de la tradición española.

ROSALÍA DE CASTRO (1837-1885)
La obra de Rosalía de Castro está escrita en gallego y castellano. Revitalizó la lengua gallega. Su poesía lírica es muy cercana a la de Bécquer y forma con él la pareja de grandes líricos que prolongan y depuran el romanticismo.
Rosalía representa el “alma” de Galicia, la morriña,  muy afín a la saudade portuguesa. Parte de sus poesías líricas están escritas en gallego. Su poesía se caracteriza por la expresión sencilla y un fuerte carácter simbólico. Sus poemas, junto con los de Bécquer, suponen el punto de partida de la lírica moderna. Rompen con las formas métricas de su tiempo y presentan unas imágenes religiosas inquietantes y muy poco tradicionales.
Algunos de sus símbolos inspirarán a Antonio Machado. Juan Ramón Jiménez la sitúa entre los predecesores de la revolución poética iniciada por Rubén Darío. La crítica actual subraya su feminismo pionero.
A mi madre (1863) es una breve colección de poemas escritos en castellano y dedicados a la muerte de su madre.
Cantares gallegos (1863) está compuesto por canciones populares de honda nostalgia. Describe el paisaje y los motivos capitales de la vida rural de su tierra: las romerías, la melancólica «morriña» del campesino, obligado por la miseria a emigrar a Castilla… La obra está  escrita en gallego y tiene notables reminiscencias de la antigua lírica galaico-portuguesa, de origen provenzal, con notables innovaciones métricas.
Es un libro en el que, por primera vez, asoma una Rosalía de Castro alegre y optimista, decidida a contar al mundo las bellezas de su patria chica y las costumbres de sus paisanos. Este tono jovial, alegre y desenfadado no volverá a aparecer en la obra de la escritora gallega.
Follas Novas (1880) es un poemario excepcional y de intensa emoción escrito en gallego. Ve el mundo como adversidad y la existencia humana como un valle de lágrimas. Esta obra está considerada por la crítica como lo mejor de toda la poesía gallega.
Refleja los dos temas fundamentales de su obra: su visión subjetiva del mundo y su preocupación por los problemas sociales de sus paisanos. El libro muestra a la Rosalía más honda e intensa, replegada sobre sí misma y acuciada por el dolor, la desesperanza y la soledad.
En las orillas del Sar (1884) es su tercer gran poemario y su única obra escrita en castellano. En esta obra el rasgo pesimista se acentúa. Aborda temas tan característicos de su poesía como la tristeza, la religiosidad y el mundo de las sombras, siempre ligados a una desesperada búsqueda del amor que sume a la autora en un constante desasosiego espiritual. Esta colección de poemas está considerada como una de las mayores aportaciones a la lírica española de todos los tiempos.

RAMÓN DE CAMPOAMOR (1817-1901)
Campoamor fue uno de los poetas más populares de la segunda mitad del siglo XIX. Sus versos reflejan el paso desde el Romanticismo hasta el Realismo. Poeta de máximas filosóficas populares, su novedad consiste en dar valor a la poesía de lo cotidiano. Para Campoamor su poesía sólo se diferenciaba de la prosa por el ritmo, ya que el lenguaje que utilizaba era el mismo que usaba la gente de la calle en su expresión habitual. En sus composiciones cortas recurre al proverbio popular y recupera la tradición del epigrama.
«Uno de los más graves errores de Campoamor fue su desdén por la forma poética. «Sintiéndome antipático el arte por el arte –decía–, ha sido mi constante empeño el de expresar ésta en el lenguaje común». En el fondo de todo ello había una sana aversión a la retórica y el deseo de inaugurar una poesía desprovista de la pompa verbal del estilo romántico; pero Campoamor, con un desconocimiento absoluto de los valores estéticos del verso, se contentó con dar a la expresión un tono de llaneza prosaica. Por eso sus composiciones carecen de color y de música y son, desde el punto de vista formal, un prodigio de ramplonería.» (J. García López)
Doloras (1846) es un nombre inventado por Campoamor para designar poemas muy breves que cuentan una anécdota muy simple. Sentencias en verso en las que se transmite un mensaje moral didáctico, mezcla de humor y sentimentalismo, cuyos temas narran pequeños dramas cotidianos y encierran un pensamiento filosófico escéptico. Las doloras más célebres son "El gaitero de Gijón", "¡Quién supiera escribir!" y "¡Pobre Carolina mía!".
Colón (1853) es un poema extenso en dieciséis cantos y octavas reales. El asunto desborda con mucho la narración del viaje del descubrimiento de América. Campoamor pone el memorable acontecimiento en relación con un vasto contexto de la historia de España y de la historia universal y con los designios de las providencia divina.
Pequeños poemas (1872-1894) es una obra formada por 31 composiciones, entre las que figuran algunos poemas de mayor amplitud, que constituyen la parte más recordada de su obra, como "El tren expreso". En estas obras alternan la ironía escéptica y un sentimentalismo trivial.
Humoradas (1886-1888) son composiciones breves de carácter cómico-sentimental, un libro formado por poemillas muy cortos que basaban su eficacia en su gracia y ligereza. Las humoradas son pequeños poemas escritos para álbumes y abanicos de sus amigas. Uno de ellos dice:
En este mundo traidor
nada es verdad ni mentira;
todo es según el color
del cristal con que se mira.

GASPAR NÚÑEZ DE ARCE (1834-1903)
Cultivó una poesía filosófica muy ampulosa en la que palpita el escepticismo y las inquietudes cívicas del hombre decimonónico. Su estilo retórico, pronto tachado de rancio y caduco, gozó de un enorme prestigio literario entre sus contemporáneos, que lo convirtieron en uno de los poetas más conocidos y laureados de su época.
Una de las intuiciones encomiables en su obra fue la de haber dejado patente el desgaste de la estética romántica y la de haber introducido los primeros atisbos del parnasianismo en la lírica hispana (movimiento artístico que siguió al romanticismo dentro de la poesía francesa). Intentó asimilar las corrientes innovadoras parnasianas, aunque tal vez le sorprendieron ya demasiado maduro y asentado en su propio estilo.
Característica de su poesía es el predominio de lo sentimental sobre lo racional, de las sensaciones sobre los conceptos: “los poetas... no deben escribir para ser explicados, sino para ser sentidos.”
Gritos del Combate (1875) es una obra en la que combina el verso lírico y la prosa poética para reflejar, con patetismo, los principales acontecimientos sociales y políticos tras el período posrevolucionario. Es tal vez su libro poético más famoso y contiene las composiciones «A Darwin», «A Voltaire», «La duda», «Tristeza» y «El miserere», de las más famosas del autor.

La última lamentación de Lord Byron (1879) es una colección de poemas que intentan dilucidar una serie de cuestiones filosófico-morales, reproduciendo el estilo y las tribulaciones internas del poeta inglés. Es una desengañada meditación del poeta inglés.